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Arthur Seyss-Inquart

Arthur Seyß-Inquart (1892-1946), a veces escrito Seyss-Inquart cuando no está disponible el carácter "ß") fue un político austriaco.

Hijo de un profesor, nació 22 de julio 1892 en la aldea conocida entonces como Stannern en Iglau, antes parte del Imperio Austro-Húngaro (hoy Stonařov, República Checa). En 1910 cursó estudios de derecho en Viena, pero tuvo que abandonarlos debido al estallido de la Primera Guerra Mundial. De hecho, en julio de 1914 fue reclutado en la tropas imperiales de montaña, para combatir en el frente oriental, primero en Rusia (1914 a 1915) y en 1916 en Rumania. Desde 1917 luchó en Italia, recibiendo diferentes decoraciones por el valor demostrado. También fue herido en combate en 1917.

Después de la guerra, en 1921 se graduó en legislación y comenzó a ejercer la abogacía.
Seyß-Inquart fue un gran nacionalista y no aceptó la derrota de su país en 1918. Durante el período de la Primera República de Austria (1918-1938) se adherió al Vaterländische Front (Frente Patriótico), un movimiento ultra de extrema derecha (1920).

Abogado de profesión, en 1928 ingresó en el Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores y, seis años después, fue nombrado miembro del Consejo de Estado austriaco. En febrero de 1938 resultó designado ministro de Interior del gobierno presidido por Kurt von Schuschnigg, a quien sustituyó en marzo como canciller. Seyß-Inquart no sólo facilitó, sino que requirió la presencia militar alemana que terminó por suponer la definitiva anexión (Anschluss) de Austria al III Reich. Permaneció en el cargo hasta mayo de 1939, cuando pasó a desempeñar diversas funciones políticas en los Países Bajos y en Dinamarca.

A raíz de la invasión alemana, el 13 de marzo de 1938, Seyss-Inquart se convirtió en Comisionado de SS-Gruppenführer para Ostmark (nombre dado a Austria en el marco del régimen nazi, entre 1938 y 1945).

En 1939 se convirtió en ministro sin cartera y en Gobernador Adjunto de la ocupada Polonia, en virtud de órdenes directas del gobernador Hans Frank. En Polonia, dado su ferviente antisemitismo creó, en el distrito de Lublin, un territorio especial para la concentración de polacos y alemanes Judios.

La rendición de Holanda a los nazis, 15 de mayo de 1940, supuso la creación de un estado títere que tenía como cabeza a Seyss-Inquart, que se convirtió en Gobernador de los Países Bajos el 19 de mayo de 1940, un cargo que ocupó ininterrumpidamente hasta la liberación del país por el Aliados a finales de 1944.

Hitler consideraba a los holandeses como pertenecientes al mismo linaje de los alemanes, por lo tanto, Seyss-Inquart recibió la orden de armonizar la relación entre ocupantes y ocupados. Pero falló en su cometido, por ser los holandeses contrarios al antisemitismo y a la ocupación militar. Inició el proyecto de crear un partido nazi holandés, pero los ataques contra judíos holandeses, a partir de 1941, provocaron una dura reacción por parte de la población, que se tradujo en una serie de huelgas, sabotajes y falta de cooperación con los Nazis. Seyss-Inquart no cedió en su posición y llegó a ser tan odiado como para merecer el sobrenombre de "El verdugo de Holanda". Entre sus acciones más conocidas se encuentra la deportación de la niña judía Anne Frank, autora del famoso diario.

En 1944 trató de entablar negociaciones con los Aliados, que, sin embargo, dada la responsabilidad de Seyss-Inquart, se negaron a cualquier tipo de negociación con él. En mayo de 1945, tras colapso de la Alemania nazi, fue detenido y remitido al Tribunal de Nuremberg. Acusado y declarado culpable de los cargos de genocidio, crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad y guerra de agresión, fue condenado a morir en la horca en 1946.

En la lectura de la sentencia, no obstante, fue el único acusado que se reconoció culpable, a diferencia de todos los demás jerarcas condenados que protestaron en contra de la corte o que manifestaron reacciones histéricas. Seyss-Inquart, de hecho, respondió ante el tribunal: "Tienen ustedes razón. Merezco esta condena", tal vez en un arrebato final de dignidad. Después de la ejecución, el cuerpo de la jerarca fue incinerado y sus cenizas, como las de todos los demás acusados, fueron arrojadas a un río cercano.

Las últimas palabras de Arthur Seyss-Inquart antes de morir ahorcado fueron:
"Espero que esta ejecución sea el último acto de la tragedia de la Segunda Guerra Mundial y que la lección aprendida en esta guerra sea que debe haber paz y entendimiento entre los pueblos. Yo creo en Alemania."

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